viernes, 12 de septiembre de 2008

Bésame

7.22 a.m. Paolo ingresa en mi cuarto, se sienta en la cama y me mueve. Me hago el dormido, no es que evite su saludo cumpleañero, sino porque ya es hora de levantarme y beberme a mí mismo. Él me besa y me entrega mi regalo, mi madre lo secunda y abraza. Mi familia empieza a despertar. Todos quieren abrazarme, me siento querido, pero los conmino a que se apuren en hacerlo, que tengo algo pendiente y que no puede esperar. ¿O si?
El despertador está programado para las 7 y 30 de la mañana. Faltan tres minutos y por algunos segundos pienso en prolongar diez minutos más la agonía. No, mejor no. Me levanto y tropiezo con Nikita, mi hija, me besa, me abraza y me hace doler con sus garras (necesita una manicura urgente). "Gracias mi cielo, te amo Niki", le digo.
No tengo ganas de orinar y eso que en la previa bebí más de medio litro. Qué pasó, qué sucedió. Hago un esfuerzo, por lo general micciono por las mañanas. Luego de unos minutos, siento las ganas, busco el frasco que alisté para la ocasión. La taza de plástico que me regaló mi hijo Piero contiene el agua que refrescará mi aliento.
Orino. Vaya, está que quema. Hago memoria, qué hice ayer. Dónde me metí o mejor dicho, dónde lo metí. La siento afiebrada, se ve espumosa, muy amarilla con pequeños toques anaranjados, por Dios, tiene cuerpo. Carajo mi orina tiene prestancia.
Busco un tema de fondo, siempre escucho música cuando realizo cualquier quehacer. Busco algo de Calamaro, no lo encuentro, y me acuerdo de un tema que me gusta De qué estoy hecha, de la gran Rocío Durcal. Pero en youtube solo está en la voz de Eva Ayllón. No me gusta la morena, bueno su forma de cantar. Empieza el tema, es hora, de qué estoy hecho, quiero saberlo, necesito beber (y no para olvidar). A la una, a las dos... ya de una vez toma, bebe... glup... glup... glup.
Tengo aliento de letrina, no pública pero letrina al fin. El aroma es fuerte. Soy más ácido de lo que pensaba. Me acuerdo de muchas personas, Cecilia, Gisela, Inés, Martín, todos acertaron: soy un amargo de primera. Debo bajarle a la sal. Pero no quiero vivir solo esta experiencia, así que unto un algodón con el líquido bebido y me froto la cara, los cachetes y hasta la frente. Ya voy de salida, a buscar besos cumpleañeros. Allá voy, preparen esos labios.

jueves, 11 de septiembre de 2008

I Have To Drink It

Diez para las 12. A punto de cumplir un año menos. Estoy algo nervioso. Necesito un cigarro pero debo mantener, al menos por esta noche, un organismo no contaminado. Faltan pocas horas para que amanezca y daré el primer sorbo de urea en líquido.
¿Testigos? Ninguno. Solo mi palabra. En breve, mi garganta sabrá cuán ácido puedo ser. ¿Algunas palabras previas? "No lo hagas". "Nunca más te volveré a besar". "Te bebes la mía".
Ya no hay vuelta atrás. Sanseacabó. Odio los plazos y esto se prolongo demasiado, es hora de tomar el toro por las astas, o mejor dicho, tomar la taza de pichi por la asa. I Have To Drink It.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Salud maestro

Tengo un grupo de amigos menores que yo. Me estiman, algunos me admiran pero todos bromean con mi edad. Lo tengo decidido y debo ser sincero, tengo pavor a hacerme viejo, me da nostalgia desprenderme del joven que aún llevo dentro. Hace tiempo tengo una idea y el día de mi cumpleaños la pondré en acción. Ya le he dado tantas vueltas, ya es hora.

Me falta un líquido por beber: mi orina. A las personas que les he comentado esta aventura urea, me han visto con cara de asco y hasta sutilmente se han apartado de mi lado. Cómo explicarles que la Urinoterapia es un tratamiento que tiene miles de años, que durante el siglo XVIII los odontólogos franceses la utilizaban para limpiar los dientes y encías.
Pero lo mío pasa por otro lado. Repito, le tengo pavor al natural proceso de envejecer y lo admito. Si la vida es una sola, como siempre le he comentado a amigos, novias y amantes, pues tomo la mía y apuesto. Beberé el sabor algo amargo de mí mismo y sabré de primerísima mano de qué estoy hecho.

martes, 1 de julio de 2008

Honraras a tu mujer



Tres años hizo el mismo recorrido. 7.30 p.m. en punto lo tenía en la puerta de su amada. Durante ese tiempo fue el hazmerreír de los niños del barrio. La novia que nunca tuvo, le clavó una puñalada fatal. Cuando lo cotidiano no es una señal de amor.


Argumentando, que tienes mala suerte,
vas contándole a la gente, la razón de tu fracaso...
Mal paso

Carlitos tiene vida, tiene flores en la mano y una cajita chiquita tan opuesta a su enorme corazón. “Honraras a tu padre y a tu madre, y a tu novia, y a tu futura esposa, y a la madre de tus hijas (porque sólo quería niñas)…”, rezaba Carlitos, camino a casa de ella. Vestido de traje gris y con zapatos negros que resaltaban sus medias blancas, llegaba puntual a la cita como todos los días.
Tres años haciendo el mismo recorrido: desde el jirón Lima hasta la octava cuadra del jirón Piérola. "Un cuarto pasado las siete", decía mientras afeitaba algunas pelusas de su mentón. Limpio y perfumado con un aroma barato, cerraba y aseguraba con cuidado la puerta de fierro de su casa-puesto de mercado. Los ladrones habían intentado en dos oportunidades llevarse su mercadería.
Vivía solo en aquel puesto del mercado, que él acondicionaba con sumo esmero cuando ella, la novia, la elegida, la que siempre honraría en sus oraciones y en su vida, llegara a visitarlo. Con el ceño fruncido y una nariz que arrugaba ante el mal olor colindante, le regalaba a Carlitos una hora de amor. Luego, había que ir al cine, a la pollería, “qué tal me queda esta faldita, papi”.
-Bien, muy bien.
Ya en la puerta de su casa-puesto alisa el cabello hacia atrás, sujeta aún más la correa de cuero negra que lleva y emprende la caminata cuesta arriba. A su paso, recibe el saludo de la gente mayor, de quienes reconocen en él al caballero que es. Qué diferencia con los insultos y burlas de los niños y adolescentes de Piérola. “Llegó ‘Cachito’ Ramírez”, repetían a coro.
Se detiene en la tienda de doña Margarita, y a pesar de haberse aseado los dientes, compra la caja de chicle y dos cigarros (tuvo que aprender a fumar, porque a ella le agradaba el aroma que ambos desprendían al mezclarse en la boca).
-“¿Qué hora es Carlitos?”, pregunta Margarita.
-“Es hora de ver a mi novia, doña ‘Margaracha’”. Y solo cuando termina de decir esta frase, cae en la cuenta de que su amada, la novia, la madre de sus futuras hijas, le había pedido que no llegue a su casa a las 7.30 p.m., tal como siempre hacía religiosamente durante los tres años de relación que tenían. No había apuro, entonces; eran 25 minutos pasada las 7, y él estaba a una cuadra y media del barrio de los niños que lo confunden con el gran ‘Cachito’ Ramírez.
Pero una interrogante lo asalta, le inquieta la última frase que le dejó ella el día previo: “Por favor, tarda media hora, debo salir con mi padre y mi familia. Si tardo y no encuentras a nadie, yo te busco. No vayas a llorar, ¿ok? Mira que me lo tienes prometido, ¿ya, Carlitos?”.
Corre como si de esa carrera dependiera su vida. Jadeante llega hasta el jirón de los niños malos. La casa de ella, a treinta metros de distancia, luce más alumbrada que nunca. Un arreglo floral pende a la entrada del hogar. Hay un carro lujoso en la puerta adornado con flores.
Son las 7.30 p.m. la hora de siempre, de los últimos tres años. Hace oídos sordos a la confusión que genera con el mítico goleador de la “Bombonera”. Abre los ojos hasta dimensiones no permitidas, aguza la mirada y ve salir a su amada, a su novia, a su futura esposa, a la madre de sus hijas, vestida de blanco del brazo de su padre.
De bruces a la tierra, Carlitos llora, lamenta y maldice, mientras esconde en sus bolsillos los trompos de esos niños malos, muy malos, que lo confundían con el gran ‘Cachito’ Ramírez.

jueves, 14 de febrero de 2008

Los amigos que perdí

14 de febrero. Día de la amistad. Los amigos. Aquellos seres entrañables cuya ausencia se hace inmensa, terriblemente trágica cuando nos hemos acostumbrado a su presencia. Un pequeño homenaje a algunos de ellos, que por decisión mía y ajena, ya no están a mi lado. Tres historias, tres protagonistas, tres amigos: una misma ausencia.

Anacoreta Sofista
"Prende la luz". "Siéntate". "Come". "Respira". "Vive". Martín. En mis labios su nombre se hace un clamor, él, en cambio, ha decidido ser invisible. No tengo ni idea de a qué hora se despierta, porque no estoy seguro que duerma. Lo que hace es alejarse, apartarse de la realidad y refugiarse en una enfermedad que sólo él la siente. Se ha realizado sendos análisis en clínicas privadas limeñas y hasta en hospitales norteamericanos, y de todos sale bien librado: no tiene nada, está sano como un conejo.
Pero si le duele, yo le creo. No tiene por qué mentirme. Esta afección le viene desde tiempos innombrables; sé que se disgustará con esto, pero creo que los tres híncones que le vienen en la espalda empezaron el día que él finalizó su relación con R.
Se lo deslice una vez, y con esa cara de amigos que











Doctor en cinco segundos
La tiene frente a él. La ausculta, observa cada parte de su anatomía, le toma la presión, le sonrie, ella ríe nerviosa (esperando en que momento el tigre dará el zarpazo final). Él, reclina la cabeza, hace el ademán que se echará una siesta. Parece que medita, musita frases indescifrables. Un segundo más y se pone de pie: ¡Eureka! está sanita, no tiene nada.
Jimmy ya dio su diagnóstico, la fémina que yace desnuda en una sucia sában de un hostal misionero, a su juicio, en su rápido análisis médico, no presenta síntomas de estar mal de salud. En menos de un minuto, Jimmy expone sus miserias ante la fémina, que por lo general le pide apagar la luz. Empiezan los coqueteos de amor, de pasión. A Jimmy le sudan las manos, no será el único líquido que esa noche se desprenda de su ser. Jimmy es un pugilista amateur: los machos pelean sin guante. La vida, la suya en todo caso, le es ligera, lo toma así, la vive así.
Compartimos muchas cosas. Un departamento, las mismas mujeres. El amor por los hombres nos vino a través de la trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat. La mayor demostración de afecto nos la hemos brindado a la distancia: sentados frente a una computadora, nos dedicamos frases de afecto y de recuerdo. Ambos conectados con cámara, prendemos los cigarros a la vez, mientras conversamos escuchamos un tema de fondo, que por lo general es trova.
El año pasado, 12 de setiembre, fecha de mi cumpleaños, se fue este irresponsable de mi vida. No escogió mejor fecha que aquella. Hay votos por volvernos a encontrar en Madrid. Yo digo que si se dará, él solo rie y sigue auscultando, tiene ese don, de en solo cinco segundos puede decir si una mujer sufre de alguna enfermedad o no. Es su vida ligera, su vida misma.





Peru Blogs Blogalaxia
directorio de weblogs. bitadir